sábado, 13 de octubre de 2007

Su olor

Me desperté y abrí poco a poco los ojos. Después de unos segundos mirando al blanco techo de la habitación no pude evitar recordar lo que había ocurrido esa noche y, casi instintivamente, extendí mi brazo hacia un lado, buscándole. Pero no encontré nada. "Se habrá ido ya a trabajar", pensé.

Mi desilusión de no haberle encontrado a mi lado no duró mucho ya que, no pude evitar sonreír como una niña e incluso sonrojarme por todo lo que había vivido en las últimas horas. No lo olvidaría en mucho tiempo, y estaba deseando verle de nuevo y que pudiéramos tener ese rato solos muy pronto.

Era increíble. Todo me olía a él: las sábanas, la almohada, el ambiente... Miré el reloj. Las diez y diez ya. Hora de levantarse, así que me incorporé en la cama y me di cuenta de que la habitación estaba hecha un desastre. Desde la puerta, extendida sin ningún orden por el suelo hasta la cama, había un reguero con mi ropa. La suya ya la habría recogido él del suelo unas horas antes...

La cena había estado francamente genial. Nada del otro mundo: buena comida, conversación, risas; pero a mi me pareció perfecta. Sobre todo porque estaba con él. Después, sin dudar, me invitó a su casa y yo no estaba en condiciones de negarme...

En pocos días había hecho que me sintiera atraída por él de una forma que no había sentido nunca antes. Y parecía que a él le pasaba lo mismo.

En fin, dejé de comerme la cabeza y empecé a recoger la ropa del suelo y la dejé encima de la cama. Luego me metí en la ducha. Su ducha. Mientras me frotaba con la esponja me dí cuenta de que no sólo la almohada y las sábanas tenían su olor. Mi piel, mi pelo, todo mi cuerpo también lo tenían. Y por mucho que intentara que se fuera, no lo hacía. Pero me daba igual, me volvía loca. Era como si estuviera a mi lado y pudiera abrazarle y sentirle como la noche anterior.

Al salir de la ducha estaba bastante confundida y asustada. No entendía que yo, una chica tan sensata y responsable, me hubiera dejado llevar de esa manera por un chico al que había visto sólo tres o cuatro veces en mi vida. Pero es que me gustaban demasiadas cosas de él. Me tumbé en la cama sintiendo a la vez esa angustia y esos nervios que parece que te queman por dentro y que hacen que no puedas pensar ni comer ni hacer absolutamente nada medianamente bien.

¿Qué narices me estaba pasando? Si apenas le conocía desde hacía una semana...

Me quedé unos minutos más allí, tumbada con mi pelo mojado mezclándose aún más con el olor de su piel y su cuerpo, antes de empezar a vestirme para salir a esa clara mañana de sábado...



Como véis, mi primer intento de escribir algo decente (etiqueta más clara imposible, jaja). No sé, se abren apuestas sobre si es malísimo, sólo malo o decentillo. Muchísimas gracias a Nur (por enésima vez) por su compresión y apoyo. Iba a abandonar, os lo prometo. Si no llega a ser por ese comentario...

Bueno, un saludo a tod@s


3 comentarios:

  1. hola...
    sin palabras, vamos es genial...
    me siento super identificada con esa historia, me recuerda un monton a algo que he vivido y me has hecho recordar...
    con los pelos d punta y sintiendo algo que hacia tiempo que no sentia me despido

    un beso, sigue escribiendo así

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  2. Hum... yo diría que mucho más que decente.. eso huele a flechazo.. je,je,je... :P :D

    Un besotee! ;) :)

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  3. ola me encanta tu blog, me encantaria k visitaras el mio y me dieras tu opinion, el link es http://oolos-hombres-de-pacooo.blogspot.com, ahh y te e agrgado a mi lista de vinculos. Salu2

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Muchas gracias por comentar :)

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