La fabulosa historia de la chica que perdió el avión y que estuvo esperando sola toda la noche después de despedirse del amor de su vida en una cena sin postre. Lo conoció en Roma y aunque aprendieron a flotar y a hacer infinitos los domingos… creían haberse perdido para siempre, pero mientras despegaban los aviones él le preguntó:
¿Te llevo a casa?
¿Te llevo a casa?