viernes, 14 de septiembre de 2012

Nunca

A veces me gustaría que siguieras aquí aunque sólo fuera para que me abrazaras tan fuerte como lo hacías y para hablar, charlar y discutir como nos gustaba. 

Me gustaría que estuvieras aquí para saber qué piensas de todo, de cómo han cambiado las cosas en tan poco tiempo, de si esto tiene solución o no. Para que me regañes por no haber hecho muchas cosas o haber hecho otras. Para que cuando necesite ayuda o consejo, seas tú el primero que me dé su opinión. Y además que lo resuelvas todo. Todo. 

Que habláramos de política. De que estos fachas han vuelto a ganar y que ahora la esposa del bigotes es alcadesa de este nuestro Madrid. De que estamos en un pozo sin salida, pero que vamos a salir de él. De tantas y tantas noticias de las que ya nunca sabré tu opinión. Nunca.

Y que habláramos de todo lo que ha cambiado. Que tengo el pelo un poco más largo y un móvil nuevo que hace de todo. Que por fin soy bióloga pero tú no pudiste estar en mi graduación, sonriéndome y aplaudiendo como el que más. Que en la heladería donde siempre íbamos ya no se puede parar con el coche, así que ya no vamos. De que voy a volver a Londres, tantos años después de haberlo pisado contigo. De que hace mucho que no vemos al tío porque te echa demasiado de menos. De que cada rincón de esta ciudad nos recuerda a ti. De que pintamos la casa y no pudiste estar aquí divirtiéndonos como la última vez. Que al final no compramos una chinchilla, sino una conejita preciosa que yo creo que te encantaría.

Me gustaría contarte que a veces estamos estancadas, sin ganas de seguir, porque eras tú y sólo tú quien tiraba de nosotras. Que me da mucho miedo el futuro. Que a veces lloro cuando estoy sola y sé que ella también lo hace.

De que no hay día desde ese helado enero que no me acuerde de ti y de que tienes que volver, por favor, que te echamos tanto de menos que nos duele el corazón.

Pero no vas a volver.

Nunca.


lunes, 10 de septiembre de 2012

Lo barato sale caro (I)

Hace ya unos cuantos meses leí este artículo en S Moda que me pareció interesante y que me recordó a algo que pienso desde hace algún tiempo (quizá esto sea madurar). La sociedad en la que estamos inmersos nos demanda un consumo continuo de productos, generalmente de baja calidad, de manera que nos duren poco y tengamos que sustituirlos rápidamente. Pero la crisis económica lo está cambiando todo y ha llegado un momento en el que la gente ya no está dispuesta a comprar cualquier cosa sin saber si merece o no la pena realmente. Como dice el artículo, al final lo que se busca es una "buena compra", un producto que sabes que te va a durar años. 

Y una buena compra es lo que yo, dentro de mis posibilidades, claro está, estoy intentando hacer de un tiempo a esta parte. Llega un momento en el que te das cuenta de que compras cosas muy baratas pero que tienes que tirar a los pocos meses o dejar de usar directamente por su falta de calidad, y al final dices ¡basta!.

Por ejemplo, un día vi unos vaqueros preciosos a 11€ en una conocida cadena de ropa y que me quedaban como un guante y pensé: ¡¿por qué no?!. Me los puse un par de veces y resultó que desteñían. Tanto que al quitármelos tenía las piernas azules. Eran muy baratos pero ¿piernas azules?. Algo parecido me ha pasado con zapatos, bolsos, cinturones... Y empecé a pensar que igual me estaba equivocando al comprar: ¿no habrá un motivo para que esto sea tan barato?, ¿realmente el bajo precio compensa?. Si ya lo decían nuestros sabios padres y abuelos: "Nadie da duros a peseta".

Por eso, hace ya algún tiempo que prefiero gastar más dinero pero en cosas de mejor calidad. ¿Un cinturón? Sí, pero de piel, que sé que me durará diez años cuidándolo. ¿Unos zapatos nuevos? Prefiero que sean de un material bueno y fabricados en España (a los que se les presupondrá una mayor calidad), que de una marca china, con suela inexistente y materiales pésimos. Estoy poniendo ejemplos relacionados con la ropa y los complementos porque ha sido en las que más ejemplos de este tipo he encontrado, pero también lo he notado en droguería, alimentación o tecnología (y en muchos otros ámbitos). Comprar una televisión marca Philops, por mucho que sea una ganga, nunca tendrá la calidad ni te durará el tiempo que una de una marca conocida y de prestigio (ni problablemente te ofrecerá el servicio técnico que una marca de calidad), así que si se te rompe tendrás que tirarla sin otra opción.

Además, ya no es sólo cuestión de calidad y de no sentirse estafado, sino de una cuestión ética, de pensar más allá de nuestro propio beneficio e interés y hacerlo también en el recorrido que ese producto ha seguido desde su creación hasta su llegada a nuestras manos.   

Y no olvidemos la vertiente medioambiental del asunto: si adquieres, por ejemplo, productos hechos de tejidos naturales, reciclados, más resistentes y duraderos generarás menos residuos (tardarás más tiempo en desprenderte de ellos), probablemente contribuyas a negocios más sostenibles y favorecerás la fabricación de productos más controlados, en los que se han utilizado menos productos tóxicos y contaminantes que a su vez, cuando se desechen, no contaminarán tanto ni costará tanto dinero destruirlos.

Pero todo tiene una contrapartida. Los productos "buenos" suelen ser siempre más caros (con excepciones, claro está), pero es lógico pensar el porqué, ¿no? Y sí, igual también se explota a los trabajadores en Occidente, pero quizá hay algo más asegurado y hay un respaldo de calidad y leyes detrás del comercio en nuestras fronteras (o quizá todo lo controlen las propias marcas, quién sabe). Por último, no se me olvida el tema de la obsolescencia programada. También las marcas "buenas" hacen que sus productos dejen de funcionar pasado un tiempo desde la fabricación y eso me parece algo que los ciudadanos de a pie no podemos controlar. Pero sí podemos controlar qué hacer con nuestro dinero y dónde invertirlo. Al fin y al cabo todo lo que compremos es una inversión y nosotros debemos decidir si lo es a corto o a largo plazo (eso es lo que hago yo ahora cada vez que necesito comprar algo). Además, pocos ejemplos encuentro en los que ese mayor desembolso de dinero inicial no repercuta positivamente en el cliente.

Obviamente, para todo habrá excepciones: habrá tanto buenos como malos productos fabricados en partes diferentes del mundo, probablemente dependiendo la marca que haya detrás y el dinero que la mueva y otras muchas variables que seguro se nos escapan. Quizá lo lógico es buscar lo que todos hacemos, la mejor calidad-precio, pero teniendo en cuenta todo lo que he comentado previamente: vida útil, fabricación, calidad, impacto sobre el medio ambiente...

Realmente estos pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo no son algo tan difícil de conseguir, ni algo que se tenga que hacer bruscamente. Se pueden leer las etiquetas y comprobar la composición, palpar los tejidos, comprobar los lugares de fabricación, investigar sobre las marcas más o menos concienciadas con estos temas... Yo sigo comprando en las marcas más habituales pero intento ser más responsable, comprar menos, informarme sobre qué estoy comprando e intento ahorrar para adquirir cosas que realmente merecen la pena y que quizá hereden mis hijos. Al fin y al cabo se trata de decidir por nosotros mismos y no dejar que la sociedad nos dirija también en el ámbito del consumo.

Y vosotros, ¿tenéis en cuenta todas estas cosas a la hora de comprar u os guiáis más por el bolsillo?


P.D: Dejo pendiente una segunda parte de este tema de "Lo barato sale caro" que centraré más en servicios que en productos y donde comentaré algunas cosas que me he dejado en el tintero.

P.D: Por fin he escrito la sección "Sobre mi". En ella también podéis comentar si os apetece :)


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